Sales por la ventana
Resulta fácil de abrir aunque se atranca un poco y es ruidosa. La cabaña está a la altura del suelo y caes a una tierra blanda y musgosa. Te preguntas dónde estás, parece un marjal o un pantano. Hay lagunas y charcas por doquier. Buscas alejarte de la cabaña, caminas por senderos que parecen firmes entre la espesa vegetación y las charcas. Escuchas todo tipo de sonidos de criaturas salvajes, ranas, sapos, mamíferos trepadores, aves nocturnas y otros misterios desconocidos.
Te has propuesto huir y alejarte de esa misteriosa y tétrica cabaña, así que avanzas convencido de que, en algún lugar, hallarás la salida del pantano y darás con alguna aldea o ciudad, signos de civilización. Sin embargo, el calor es cada vez más sofocante, la vegetación más espesa y sientes que no serías capaz ni de regresar a la cabaña, estás perdido.
De pronto te hundes en una laguna y sientes que hay algo que te toca, te aferra. Será una rama, te dices a ti mismo, pero no, no es una rama, sale a flote un muerto, un viejo que atrapa tu brazo con sus dedos rígidos y muertos. Te horrorizas y te liberas de él mas, cuando sales de nuevo del agua fangosa y pisas la húmeda tierra pantanosa, un enorme cocodrilo te mira y se relame, hambriento, con su terrible sonrisa.
Intentas huir por tan difícil terreno, pero al dar la vuelta hay otro cocodrilo más grande que te aguarda. Corres, pero entre ambos, en las difíciles tierras pantanosas, te dan caza y les sirves de alimento. Al menos tu dolor se disipa rápido, pues sus dentelladas letales van al cuello y a la cabeza a gran velocidad. Tu muerte y tu sacrificio, al menos, ha sido útil para tan majestuosas criaturas, que no dejan más que tus huesos.
Sientes que todo se apaga, pero tal vez una luz te saque de nuevo a flote.
Fin
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